Wednesday, July 4, 2012

Dirige el colombiano Roldán. ¿Quién es? En la Copa, Boca ganó dos veces con él.

Wilmar Roldán, ése es el hombre. Con aroma a triunfo, el colombiano. El será el árbitro de esta finalísima en el Pacaembú, desde las 21.50 de este miércoles. Y ya tiene presión el juez, la que le metió Riquelme al quejarse del de la ida, el chileno Osses, la semana pasada. Con éste le fue bien a Boca en esta Libertadores, con dos triunfos: lo dirigió en el 3-2 contra la Unión Española, allá, y en el 2-0 a la U de Chile, en la Bombonera. En 2008, estuvo en Boca 2-Atlas 2.

Al Corinthians lo conoce menos porque lo tuvo en el debut del Timao en esta Libertadores, cuando le empató en el descuento al Táchira, en Venezuela. Sin dudas que el colombiano está ante el partido más importante de su carrera: ésta es la Libertadores en la que más partidos dirigió (llegará a los diez) y tiene una final en sus manos, entre un equipo argentino y uno brasileño, de más relevante aún que la Recopa 2011 de ida de Independiente-Inter. A tener en cuenta, para Riquelme y cía: cobró un solo penal y expulsó cuatro jugadores, y demostró ser tarjetero tres veces, cuando mostró siete, ocho y nueve amarillas. Y de nueve dirigidos, sólo una vez ganó el visitante: ¡Boca! Después de esta final, Roldán tendrá la frutilla del postre en su carrera: se va a los Juegos Olímpicos.

- M Dayan

Sunday, June 10, 2012

El futbol con aroma a inocencia

Ayer uno de los trabajadores que marcaba la gramilla del Providence Stadium me ayudó a recordar que muchas veces los logros alejan más del éxito que los propios fracasos, y que eso también se aplica en el futbol.

Con sencillez y una risa casi burlona, ese hombre, de unos 40 y tantos y con un pasado futbolístico, me preguntó mi parecer sobre el empate 2-2 ante El Salvador.

Sin sonar prepotente, le hice ver que la afición tica siempre espera mucho del equipo y que un empate en casa nos supo tan mal como la derrota.

Él sonrió y me dijo que ese es el precio del éxito y de no aprender a manejarlo.

“Ustedes han estado en mundiales y tienen una historia que pesa, nosotros no.

“Aquí no esperamos nada de la Selección, queremos que gane y creemos que puede hacerlo, pero nada más. Esa es la diferencia de los que no tenemos nada qué perder, que para nosotros cualquier cosa es mucho”, dijo y siguió en lo suyo.

Sus palabras podrían mezclarse con el conformismo, pero para mi gusto es sencillamente una estrategia para el disfrute.

Porque aunque la eliminatoria no parece desvelar al guyanés, aquí el futbol todavía se respira con el aroma de la inocencia.

Ojo, el aficionado Guyana sabe de sus limitaciones y las acepta, pero también cree en la capacidad del equipo, alaba con pasión los éxitos y critica con dureza los errores, pero todo lo hacen con una pasión que hace rato no veo en Costa Rica.

Ellos no subestiman a nadie porque son ellos los subestimados, y se entregan en la cancha porque saben que están viviendo una oportunidad única.

Probablemente si siguen por la senda del triunfo también perderán esa inocencia, igual que le pasó a Costa Rica hace años, cuando tuvo una probadita de gloria.

http://www.nacion.com/deportes/futbol-costa-rica/futbol-aroma-inocencia_0_1273872601.html